Fuente: Google

Las redes sociales son una herramienta fundamental, si se quiere desarrollar una buena estrategia de comunicación externa. En redes sociales no todo vale. Tener presencia en alguna de estas plataformas no significa solamente hacernos un perfil, sino que, además, tenemos que alimentarlo de contenidos que aporten valor a nuestra marca. El fallo más garrafal, que puede cometer una empresa, es tener perfiles en redes sociales sin actualizar, absolutamente abandonados o con contenidos poco elaborados. Por tanto, el lenguaje es, junto con el tiempo, la base de la comunicación en redes sociales.

Sin embargo, de nada nos sirve dedicar horas a la confección de mensajes elaborados, si lo que falla es la tipología del perfil. Lo entenderán claramente con el siguiente ejemplo:

Puri es la dueña de Modas Puri (si, el nombre de la tienda surgió en medio de una explosión de creatividad). Su hijo, el más «chico», le encanta eso de trapichar en los ordenadores y navegar por la red, tanto que reúne nada más y nada menos que más de 950 amigos en Facebook. Su hijo le ha dicho a Puri que tiene que modernizarse y tener presencia en redes sociales. «Renovarse o morir, mamá. Déjame a mí que te creo un perfil en Facebook en un momentito». Su hijo, el más chico, que le encanta estar en Facebook, pero que entiende más bien poco de social media, le crea a su santa madre un perfil, «Modas Puri». Puri, por supuesto, empieza a agregar a sus amigas, a la de la carnicería, a la del súper -que también se ha modernizado- y a medio barrio. Aunque la mujer se esmere en compartir sus últimas novedades y subir fotos inspiradoras deseando a sus clientes un feliz día, Puri tiene un perfil personal y no una página corporativa, perdiéndose todas las ventajas que ofrecen este tipo de páginas.

 

Este es mi perfil personal. Como ven, ahí comparto, incluso, estados de «La vecina rubia».

 

Esta es mi página, donde intento dar a conocer mi marca personal «Leticia Rocha». Hablo de cosas menos divertidas, pero mucho más serias.

Por tanto, el primer paso es, sin duda, crear una página corporativa y no un perfil personal. Hecho esto, será el momento de detenernos en el mensaje. Como bien dice Sobejano (2012, p. 155)  «cuando hablamos de lenguaje no nos referimos únicamente al lenguaje escrito, sino a todo el conjunto de elementos que nos permite comunicarnos a través de internet». Así,  se puede hablar de elementos audiovisuales, fotos, escritura, música, emoticonos o cualquier otra expresión que utilicemos para relacionarnos. En Escribir en internet, Sobejano da algunas claves para hacer un buen uso del lenguaje:

  • El lenguaje visual es más atractivo. Por tanto, mi humilde recomendación es que complementes tu mensaje con una buena foto.
  • Dependiendo del objetivo que se busque será más adecuado utilizar la fotografía, la escritura, la oralidad o cualquier otro tipo de lenguaje.
  • El contexto es fundamental para saber qué tipo de lenguaje se quiere utilizar. El mensaje tendrá que elaborarse de acuerdo con nuestro target. No es lo mismo elaborar contenido para una red social como Facebook que para Linkedin, cuyo perfil es más profesional.
  • Tenemos que ser conscientes del tiempo que tenemos para desarrollar los contenidos. Si carecemos de tiempo para hacer y editar vídeos, es mejor que nos centremos en contenidos escritos. Más vale asegurar, que innovar y no acertar.
  • Habrá que tener claro el tono que se va a utilizar. Esto está muy relacionado con el contexto. Podemos elegir un tono profesional o informal, utilizar el humor, la ironía o la reflexión. De lo que se trata es de construir nuestra propia imagen, una reputación y buena presencia en redes sociales, a través de un lenguaje adecuado.

A través del lenguaje podemos conseguir diferenciación y reconocimiento. Nuestros clientes o los usuarios de redes sociales, en general, pueden asociar nuestra marca al tipo de comunicación que realicemos en estas redes sociales, tanto si es buena como si es mala.