Internet se ha colado en nuestras vidas sin avisar, en pocos años ha conseguido llegar a miles y miles de personas. Son muchos los que dicen que si no estás en Internet no existes, pero, aunque cueste creerlo, es así. Probablemente sea por esto por lo que las relaciones públicas se han sumado a la era 2.0.

Como bien pude leer hace unos días en un libro especializado en Relaciones Públicas, “Internet es, con todo, un nuevo medio ideal para el establecimiento de relaciones”. Tanto es así que muchos empresarios han optado por incorporar a sus empresas los blogs, consiguiendo una mejora, tanto en las relaciones externas como internas. Entre las innumerables aportaciones podemos destacar que gracias a las bitácoras se puede acabar con la mala reputación que pueda tener la empresa, eso sí, para entrar en la blogosfera habrá que estar dispuestos a exponer una imagen honesta de la empresa y, además, se tendrá que tener muy en cuenta el diálogo con la comunidad.
No cabe duda, esta nueva práctica de relaciones públicas está tomando cada vez más fuerza. Son bastantes las empresas y personalidades que están presentes en las redes sociales, bien porque tienen una serie de profesionales que se lo aconsejan o porque ellos mismo así lo han decidido.

La proximidad y estar constantemente en contacto con los públicos va a generar una mejor aceptación entre estos. Podemos tomar como ejemplo las pasadas elecciones, donde la candidatos tuvieron una firme presencia en las redes, mucho más que en las del 2008. Gran parte de los candidatos se han sumado a la cultura del “tweet”, reproduciendo en pocas palabras lo que hacían en un determinado momento. Bien en un mitin, en una comida, viajando o simplemente dando un paseo, todos podíamos conocer lo que estaban haciendo los candidatos y futuros representantes de todos los ciudadanos. Con todo esto lo que se quiere hacer entender es que cuanto mayor sea la cercanía más aceptación existe por parte de los públicos.

El problema viene cuando muchos de estos políticos, justo después de las elecciones, abandonan la participación en estos ciberlugares. Todos los buenos resultados que hayan podido conseguir con anterioridad son tirados por la borda. Con estas acciones los públicos entienden que han utilizado este medio como un elemento de campaña más. Las repercusiones pueden ser nefastas.

Por lo tanto, el buen relaciones públicas deberá adaptarse a los nuevos tiempos y ejecutar buenas estrategias, ya sea en la realidad o en la red. Los públicos son los que deciden, por lo que tanto los profesionales como las instituciones o personalidades para las que trabajen deberán andar con pies de plomo, y ahora más que nunca, ya que vivimos en un contexto donde la comunicación cuenta como nunca lo hizo.

Leticia Rocha Pérez
Introducción a las Relaciones Públicas